La Reina de España. Es noticia que el film
tan esperado por la premiocracia cinematográfica española y candidato ya
preconizado para el Oscar, se ha estrellado contra la taquilla. Su fracaso --se dice-- se
debe a la campaña desencadenada contra su autor y director por quienes le han
hecho el boicot en las redes sociales.
Según
se lee en el diario ABC, ahora
resulta que el «no me siento español ni cinco minutos», que pronunció Fernando Trueba cuando recogió el
premio nacional de cinematografía 2015 —y 30.000 euretes cash—, respondió a su acendrado pacifismo y cosmopolitismo
kantiano. Sus palabras fueron sacadas de contexto por los periodistas, que son
unos zotes —digo yo—, o por los
lectores que también, porque no las supimos interpretar correctamente. En
realidad —añade— «lo que intentaba era hablar contra el
nacionalismo, que es lo que hice. Fue solo eso. Me refiero a Kant, que es un tipo al que aún no
hemos conseguido alcanzar», porque «esto es algo del siglo XVIII, de la Ilustración». Él debió
alcanzarlo y ya está de vuelta para contárnoslo. El ministro español entonces del
ramo, Íñigo Méndez Vigo, también kantiano
porque lo entendió, le aplaudió con fervor.
Y se fue a hablar contra el nacionalismo precisamente a
San Sebastián, en el marco del LXIII Festival Internacional de Cine, con los
PNVs, Geroas y Bildus en la presidencia y alrededores… izan ziur ez duzu
irakurri Kant edo Hormigaia arabera. ¡Qué ojo!. Dice: «Yo
ahí estaba haciendo humor. No quería entrar en asuntos políticos y pensé voy a
hacer una cosa divertida para que la gente se ría, pero no sucedió. No sé,
igual lo hice mal o no se me entendió. Mala suerte. Santiago Segura suele decir de mí que soy grouchiano pero que la
gente me toma en serio».
También Antonio Resines
(que estuvo en el jurado que le otorgó el premio en 2015) viene ahora a echarle
otra mano: «No sé, [la
campaña en twiter] es obra de cuatro
aventados que no tiene mayor importancia, sobre todo teniendo en cuenta que ya
se ha aclarado suficientemente ese asunto porque ya ha dicho por activo y por
pasivo que le encanta España y que se refería a los nacionalismos exacerbados.
Una tontería como otra cualquiera. Si todos sacásemos de contexto las cosas que
decimos acabaríamos a tiros por la calle».
Pero no. La morrada no solo es cosa de «aventados». La crítica tampoco ha tratado muy bien al film.