jueves, 11 de noviembre de 2010

Vigorexia



Día gris, infame y de perros. Estoy con una pata chula sobre un almohadón en una banqueta, lisiado y partiéndome el bazo al leer --en el imaginario de V. Montalbán-- la confidencia que hacía Planas a su interlocutor cuando le relataba que, aunque venido a menos, no por ello dejaba de hacer cada mayo una cura de desintoxicación, consistente en un día a fruta, seguido de una quincena de ayuno riguroso. Se ayudaba con la ingesta progresiva de hasta un litro de purgante y, día si y día no, una lavativa "que no se acaba nunca". Confiesa que salía del tratamiento con energías renacidas, aunque ¡algo ¡ingrávido! 
Me lo veo como espiritado...