miércoles, 9 de febrero de 2011

¡Un proyecto!


Acabo de escribirle a una amiga que ya Herodoto advertía que los dioses truncan todo aquello que destaca: por eso caen abatidos por los rayos los árboles más altos y los animales de mayor tamaño, salvándose los pequeños. Pero el caso es que veintiseis siglos después y a pesar de tantos dioses ocurridos, sigue habiendo quien destaque aun entre los pequeños. No me refiero a los superdotados, que constituyen un impepinable tanto por mil de la población, sino a los talentosos. Son esos que han podido capitalizar en su persona los saberes de su tiempo y podrían movilizarlos según los haceres de su conciencia. Ni esperan el maná del cielo, ni son --diría Gómez Ávila-- reformadores empeñados en decorar los camarotes de un barco que naufraga. Disponen de recursos. ¡Sólo necesitan un proyecto auténtico que les encandile y la voluntad de liderarlo!