martes, 1 de noviembre de 2011

Huesos de san Expedito



No parece que San Expedito hubiera existido, pero lo cierto es que por ahí se amasan y comen sus huesos. En tiempo de la Semana Santa sevillana, por ejemplo, pero en mi casa también es tradición alrededor de Todos los Santos y del Día de Difuntos. Quizá porque se les diga huesos de un santo, pero lo cierto es que nada tienen que ver con esos mazapanes alargados, que remedan tibias con su tuétano de yema o mantequilla, para mayor verosimilitud laminera.


San Expedito, al parecer italiano, es un santo que no se encuentra en el martiriologio romano, pero recibe culto el 19 de abril desde el siglo XVIII. No me he puesto a rastrear más al personaje, porque me parece más bien fruto del imaginario popular y competencia de san Judas Tadeo y santa Rita en la solución de las causas urgentes e imposibles. Muy especialmente se le han encomendado las causas legales demasiado prolongadas, en las que la razón y la verdad lidian contra intereses de otro orden. «En Rioseco aprendí —decía La pícara Justinaque untan los pleitos con manteca para que se estiren. Es decir, se alargan infinitamente. Yo pensaba que era un negocio breve. No fue poco lo que tardó». Pues eso.

Expedito pasaba por ser santo protector de militares, estudiantes, jóvenes y viajeros, mas creo que ya nadie le encomienda sus avatares.

Volviendo a los huesos, los de este santo son pobres, de batalla. Se hacen con una masa simple de harina, levadura y huevos, algo de aguardiente o anís y ralladura de limón. A unas pequeñas porciones se les da forma redonda y alargada, como dedos, una incisión a lo largo y se fríen en aceite de oliva no muy caliente, para que se doren bien. Luego se espolvorean con azúcar glass. Recuerdan el sabor de rosquillos y chandríos.

De niños, cuando tata Consuelo o mi madre  nos ofrecían una bandeja de huesos de san Expedito, dábamos cuenta vorazmente de ellos mojando en leche o chocolate, sin preguntarnos si era o no tiempo para recordar a familiares difuntos ni encomendar negocio alguno al santo.