El otro día me refería a Szczecin y a su catedral metropolitana dedicada
a Santiago el Mayor, construida entre 1180-1187 y sucesivamente destruida desde
1677. He de decir que me sorprendió su dedicación al apóstol y la escultura
barroca del santo que se halla al pie del pilar izquierdo del presbiterio.
Polonia está entretejida por múltiples caminos que conducen a Santiago de
Compostela. Quizá la parte más densa se encuentre en la “Pequeña Polonia”, Malopolska, en el entorno de Cracovia.
Dos son los caminos principales que atraviesan Polonia. Uno es éste al que me
acabo de referir, que se adentra en Alemania por Zgorzelec, desde donde se
puede alcanzar el de Praga. Pero hay otro que proviene de la frontera lituana,
por Ogrodniki, y se dirige a la alemana en Frankfurt-an-der-Oder, vía Olsztyn,
Torun, Trzemeszno, Gniezno y Slubice. Un ramal del mismo une Gniezno con el
otro, en Zgorzelec.
Szcezecin se encuentra en un tercer camino menor, al que podríamos llamar “Camino
del Mar”, que desde Kólewiec (el Kaliningrado ruso, en Lituania) se adentra en
Polonia por Braniewo y sigue las orillas del mar Báltico por Gdansk, Leba,
Smoldzino, Kolobrzeg, Swinoujscie y luego la margen derecha del Oder por
Szczecin hasta Slubice, para unirse al camino principal que conduce a Frankfurt.
Todos los mapas de Europa muestran una telaraña de rutas a Santiago de
Compostela y donde hay un Camino hay algo de cada uno de nosotros, europeos.
Quien lo niegue falta a la verdad histórica o ignora sus raíces.