lunes, 22 de septiembre de 2014

Babelia


RNE R3
Zapeaba emisoras para sacarme del silencio, que me pesaba en una mañana de domingo que había comenzado con el alba y ya estaba toda cumplida. En FM no hay ruidos y pitidos sino emisoras inmiscibles que se montan en la misma banda y no hay forma de separar, pero yo lo conseguí. Una traía buena música, la otra imprecaciones. Sería bruja quien conjuraba, con sensuales acentos y más jadeo que voz, enjundias para el cocimiento de su olla, donde hervían trozos de voces, tildes, ritmos, conjugaciones, barcos, flores, barandas, sobres, puntillas, peldaños, sobrevivir, sexo, droga, antipasti, mujer, monóxido de carbono, sufragista, amura, al dente, delicado, transparente, semen, efímero, papel, libro… Ingredientes carentes de significado entre sí, palabras muertas sin qué decir, goteo de una caja redonda con orejas y anquilosis lobular. Pilpileaba el caldo de la gran olla, que removía la bruja con un enorme cucharón. Gran fórmula magistral de un mejunje para reducir cabezas que nunca han tenido cuerpos que gobernar. Alimento para la paranoia de un oyente convulso, incapaz de pensar.