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RNE R3 |
Zapeaba emisoras para sacarme del silencio, que me
pesaba en una mañana de domingo que había comenzado con el alba y ya estaba toda
cumplida. En FM no hay ruidos y pitidos sino emisoras inmiscibles que se montan
en la misma banda y no hay forma de separar, pero yo lo conseguí. Una traía buena
música, la otra imprecaciones. Sería bruja quien conjuraba, con sensuales acentos y más jadeo que voz, enjundias para el cocimiento de su olla, donde
hervían trozos de voces, tildes, ritmos, conjugaciones, barcos, flores, barandas,
sobres, puntillas, peldaños, sobrevivir, sexo, droga, antipasti, mujer,
monóxido de carbono, sufragista, amura, al dente, delicado, transparente,
semen, efímero, papel, libro… Ingredientes carentes de significado entre sí,
palabras muertas sin qué decir, goteo de una caja redonda con orejas y
anquilosis lobular. Pilpileaba el caldo de la gran olla, que removía
la bruja con un enorme cucharón. Gran fórmula magistral de un mejunje para
reducir cabezas que nunca han tenido cuerpos que gobernar. Alimento para la paranoia
de un oyente convulso, incapaz de pensar.