domingo, 15 de enero de 2017

A la intemperie



Envejecer hoy está mal visto, pero no pudiendo remediarlo… La viñeta de René no puede ser más cariñosa y expresiva de tres abuelitas que seguro que enterraron hace décadas a sus maridos, pero que parece que les va bien en la vida. No se privan del tresillo ni del chocolate con pastas. Parecen estar, además, bien de la cabeza. La más cotilla acaso sea Cecilia, que ni toma chocolate ni para de hablar.

Quizá sí, quizá no. Quizá como decía Borges a estas tres mujeres no les una el amor, sino el espanto asociado al vacío y a la tristeza. Dos viudas son pareja, tres multitud en la sociedad del vacío existencial que vivimos. Tres quizá puedan sobrevivir al aburrimiento. Saben que el precio que van a pagar por su edad es la soledad, porque decía un anciano «tu mundo muere antes que tú»: unos se marchan, otros mueren, y no te queda sino tirarte a la cuneta para dejarte morir.


La soledad, gran enfermedad de la civilización postmoderna. La gente circula cada vez más, pero las personas se encuentran cada vez menos. Hay menos sociedad, «menos patrias», alguien dijo. Antes, la imagen de la desdicha era alguien comiendo solo, hoy es una silueta caminando hacia ninguna parte, donde reina la intemperie.