lunes, 17 de noviembre de 2014

Un quijote en Atxuria

Carga carlista.
Óleo de Ferrer Dalmau
Los vaivenes políticos de la I República condujeron a España al borde del abismo. El golpe de Pavía (3 de enero de 1874) y la “saguntada” de Arsenio Martínez Campos (29 de diciembre de 1874) trataron precisamente de poner orden entre los liberales y restaurar la monarquía en la persona de Alfonso XII de Borbón, a fin de impedir el triunfo más que probable del carlismo, dado el desprestigio del liberalismo.

El siguiente paso sería liquidar la cuestión carlista, que mantenía frentes abiertos en Cataluña y Navarra, a cuyo efecto destacó el Gobierno fuertes contingentes de tropas, además de ampararse en el espionaje y en el fomento de la traición. Apaciguado en apariencia el resto de España, sólo quedaban las Provincias Vascongadas y Navarra, donde se hallaba establecido un auténtico Estado carlista. Siendo ministro de la Guerra, Martínez Campos formó dos expediciones militares, una —llamada de la izquierda que se abatiría sobre Álava y Vizcaya— comandada por el general Quesada, estaría dotada de 3 cuerpos de ejército, que sumarían unos 100.000 hombres y 116 piezas de artillería. La otra —de la derecha— a las órdenes del propio Martínez Campos, con 50.000 hombres y 50 piezas de artillería, caería sobre Navarra y Guipúzcoa. Pero vamos al hecho que quiero relatar.

Posiciones respectivas: rojos, carlistas;
azules, liberales
Era comandante general de Navarra el carlista José Pérula y de la Parra —de quien se decía que era un escribano valeroso, pero también fanfarrón y sin intuición ni conocimiento de la guerra—  quien se encontraba situado en Bera, al frente de 10 batallones, dos escuadrones de caballería y 14 piezas de artillería de montaña. Estando allí, dejó que le colara Martínez Campos 24 batallones  en el Valle de Baztan e “inexplicablemente” no fue capaz de coparles la retirada en Oronoz para después aniquilarlos, porque en las alturas, al fondo del valle, había una línea carlista formada por los batallones 2º y 7º de Navarra mas el 7º de Castilla y la batería de Llorens. En el alto de Mendibil todavía hay restos hoy de un fuerte carlista, que defendía Zugarramurdi y el collado de Ibainieta, cruce de caminos entre el propio Mendibil y el monte Atxuria (Peña Plata), junto a la muga 57, en término baztanés de Etxartea, pero más cerca de Sara y Zugarramurdi.

http://xabier-berriozar.blogspot.com.es/2013/03/atxuria-o-pena-plata.html

Así las cosas, el 19 de febrero de 1876 se desencadenó una gran ofensiva. El general  Ramón Blanco metió a sus tropas hasta la frontera de Irumugueta —Tres Mugas, donde coinciden las de Zugarramurdi, Sara y Etxalar—y ocupó también la cumbre del Zentinela. Desde dicho punto pretendía cerrar los pasos de montaña y rendir a los carlistas que los defendían para avanzar luego siguiendo el cauce del Bidasoa hasta Irún.

El general Ramón Blanco
y Erenas
Las tropas carlistas estaban comandadas por el brigadier Mariano Larumbe Arrarás,  —bravo lecumberritarra, casado con Josefa Goyeneche y Anchorena, de Azpilicueta, en Baztan, a quien se le ha denominado el Quijote navarro— que se batía con denuedo hasta llegar al punto de quedarse sin munición. Destacó repetidos enlaces a Pérula, quien sospechosamente no se la mandó, aduciendo diferencias de calibre. Llegó un momento en el que los atacados se vieron obligados a calar las bayonetas. Tres asaltos rechazaron del batallón de cazadores de Cataluña y al cuarto —desaconsejado por el propio Martínez Campos— éstos se hicieron con las posiciones carlistas. Los tenientes coroneles Elío y Angosto perdieron la vida. Larumbe, herido de gravedad, sería hospitalizado en Sara. Más de 10.000 hombres se refugiaron en Francia antes de ser hechos prisioneros por los liberales.

El Quijote navarro
Rota la línea de defensa, los liberales ocuparían Bera y seguidamente caería todo el frente norte. Pocos días después saldría don Carlos VII de España (28 de febrero de 1876), por la frontera de Valcarlos al grito de ¡Volveré!

Al mérito alfonsino con pasador
"Peña Plata"
La acción de Peña Plata debió ser enconada. Hubo con- decoraciones alfonsinas  Al valor, la disciplina y la lealtad, en oro y metal blanco con pasador “Peña Plata” (Atxuria) para todos. A Blanco le otorgaron el marquesado de Peña Plata y la Capitanía General de Navarra. A Martínez Campos lo ascendieron a capitán general y luego lo hicieron, en la persona de su hijo, marqués de Baztán. Pérula quedó como un traidor y Larumbe volvió a administrar los bienes de los Azpilicueta en Xavier.

La liquidación de la cuestión carlista supuso en el norte de España que, irónicamente, los amigos de la libertad dieran buena cuenta de las libertades forales. Aunque no tuvieron más remedio que tolerar la Ley Paccionada de Navarra, suprimieron el 21 de julio de 1876  los fueros de la Provincias Vascongadas, dándo origen al sistema de conciertos económicos con éstas últimas a partir de 1878.