viernes, 25 de noviembre de 2016

"Doña Manolita way of life"




Ninot de Carlos Fabra (2016)
Genial expresión de Lorenzo Silva para decir que  «el español que nada espera ya de su esfuerzo honrado se arroja en brazos del azar» y tienta la suerte lo mismo con los Ciegos que con la Lotería Nacional, a riesgo de caer en la ludopatía. Ahora que se acerca la Navidad, los loteros con fama o aquellas localidades donde más veces ha tocado el Gordo, se ven asediados por quienes desean cambiar su suerte jugando un décimo, siquiera unas participaciones, que les de un pellizco en el sorteo.

La cosa económica está en crisis. Las rentas familiares muy disminuidas. La clase media está hecha trizas y el dinero ahonda las diferencias e injusticias entre ricos y pobres. Se vive sin muchas expectativas, con estrechez o con menos y ya sabemos que los tiempos en que ésta se generaliza son propicios a la mezquindad. Se ha resentido gravemente la familia y los valores que han quedado al uso son el dinero, el éxito, la competitividad hecha guerra por todos los medios, la inmisericordia y una ética risible, egoísta y manipulable. Ah, me olvidaba, y el culto al cuerpo bien rasurado.

Pero ante todo el dinero en la buchaca, que es lo que te hace más hombre, como le adoctrinaba el cínico Iván a Javier, su desclasado amigo, profesor de literatura en paro, estriper y gigoló de ocasión, en la desasosegante novela Hombres desnudos, de Alicia Giménez.

Y mientras cada cual hace cábalas sobre lo que haría si le tocara el Gordo de Navidad, a todos se nos ha metido como un sonsonete aquello de Juan Guerra

¡Ojalá que llueva café en el campo!
Que caiga un aguacero de yuca y té,
Del cielo una jarina de queso blanco
Y al sur una montaña de berro y miel
....
¡oh, oh, oh oh oh!

Que la esperanza nunca hay que perder, que -como decía Julio Camba de los napolitanos- también preferimos vivir de la imaginación, pero —ya nos dejó advertidos Jardiel Poncela«la mayoría de los sueños sólo se roncan».