sábado, 10 de diciembre de 2016

Monicono


Monicono.
Creative Commons
Quien arrastrándose por el desierto encontrare una botella verde, con esa forma tan característica, aunque estuviere vacía y muy erosionada por la arena y el sol, es seguro que la asociaría con Coca-cola y a ésta con un líquido que calma la sed y, a la vez, proporciona una subida del tono general, aunque esté caliente. A esta botella se la denomina icono, según formulación de la filosofía del lenguaje.

Nuestra sociedad es tan icónica que representamos cada vez más la realidad mediante imágenes. De ello ha sabido obtener beneficio el marquismo, asociando calidad o supuesto estatus social a una marca o al logotipo que la expresa. Hemos llegado a inventar también “emoticonos” o  representaciones de expresiones gestuales, que se utilizan en mensajes electrónicos para aludir al estado de ánimo o las emociones del remitente. Pero así como los logotipos parece que tienen cierta estabilidad en su significado, no así los emoticonos, pues el género humano ni tiene las mismas emociones ni las expresa de igual modo. Por eso es necesario traducirlos hay tablas de conversión—, pero no cabe dotarlos de matices. Por ejemplo: I like, pero con ciertas reservas; eres un amor, pero no por ello quiero casarme contigo, etc. Dicho de otro modo, los iconos no pueden suplantar a las palabras y a la literatura para expresar cuanto pasa y nos pasa.

En principio, con iconos también pueden expresarse ideologías: el puño cerrado, la hoz y el martillo, el brazo en alto, la esvástica, la estrella y la rosa roja, las gaviotas… En este terreno, sin embargo, el icono (significante) no sugiere (referente) siempre una misma imagen mental (tipo). El decurso histórico y las estrategias las han pervertido. Habría que hacer un gran esfuerzo mental para asociarlas con sus cambiantes significantes y significados, máxime cuando día a día se comprueba que las mismas ideologías valen, contra todo rigor, tanto para lo uno como para lo contrario. Por eso ha sido preciso dar un paso semántico más: desvirtuar a las ideas de su significado a fin de que sirvan de comodín para todas las causas.
Esopo. Creative Commons

 A decir verdad, creo que la posibilidad de una representación icónica de las ideologías e incluso la desvirtuación de las ideas la reventó Esopo siete siglos antes de Cristo, al permitirse aventurar que aunque la mona se vista de seda mona se queda.