jueves, 22 de enero de 2015

Jimmi Hendrix en Breslavia



Una vez, cuando estuve en Breslavia (Wroclaw o Breslau), la Venecia polaca, los del lugar intentaban batir el record Guiness reuniendo el domingo a 4000 personas para que interpretaran alguna obra musical de Jimmi Hendrix en la gigantesca plaza mayor, que preside desde el centro el Ayuntamiento.

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El sábado estaban armando en una esquina, con gran prisa y estrépito, una carpa-escenario donde imagino que se ubicarían sólo los convocantes y la megafonía. Por más que le diera vueltas en mi cabeza, era un misterio para mí la afición que pudiera haber en Polonia por Hendrix, icono de la generación hippy —recuerda a los libertarios del rock psicodélico, del LSD, de la revolución sexual y del pacifismo— , en un país que no era libre justamente en los setenta del pasado siglo.

Tiempo después me enteré por casualidad que en un parque de la no muy lejana ciudad minera de Kielce, hay un notable busto de bronce suyo, en cuyo pedestal se lee un lacónico Muzyk, es decir músico, instrumentista, cantante.

En fin, no conozco una explicación de todo ello. Cierto es que la revista Rolling Stone lo eligió en 2003 −cuando llevaba ya más de 30 años fallecido− como el mejor guitarrista de todos los tiempos. Para mí,  excepto Hey Joe y alguna otra pieza, era bastante murgas y excéntrico. Llegó a tocar a la guitarra, con los dientes, el himno nacional norteamericano.


El mismo día de la convocatoria de los cuatro mil salimos de viaje. No llegué a saber cuántos guitarristas acudieron, pero no debieron batir el record. Lo cierto es que el Guiness registra que el mayor conjunto musical hasta ahora reunido fue el 3 de junio de 2007, en Kansas City, donde 1721 personas tocaron Smoke on the water, del grupo Deep Purple.